Parques infantiles, un mundo aparte...

Como hace tiempo que no escribía para la sección de El Ratito de Mamá, hoy vengo animada a despotricar un poquito sobre los parques infantiles. Y es que este mes, el blog de Patypeando nos proponía el tema parques en su club de "Mamá, eres una pesada".
Así que aquí os traigo esta entrada que habla sobre ese "maravilloso" mundo (un mundo aparte)... ¡Ea! Allá vamos ;)

Parques infantiles, un mundo aparte...

Cuando oía a mamás hablar de que iban al parque con los peques siempre me imaginaba la idílica escena de la mami bajando al parque con un cubito y dos palas en una bonita bolsa y al niño, bueno como el pan, jugando a sus pies en un arenero (también mi sobrino mayor, que ha sido un enano hiper bueno, le ha puesto el listón muy alto a cualquier niño, jajajajaja). Así, la mamá pasaría la hora de parque pudiendo ojear alguna revista o charlar con otra mamá.

Pero, ¡ay, amiga! Que luego resulta que eso no es verdad ni de lejos. ¿Por qué? Pues porque no hay quien se relaje. Causas:

• Visibilidad reducida:

Yo voy a hablarte de cuando llevas a dos niños al parque, me salto la época medianamente tranquila en la que solo tenía un retoño. Pues el tema es que son dos niños, sí, con piernas, que tienen la costumbre de correr... ¡Cada uno por su lado! ¡Cada uno con sus amigos! Y sí, soy una mamá pesada porque siempre les repito que cuando se vayan de un lado a otro me avisen. Y sí, los puñeteros parques de aquí tienen puntos muertos en los que no ves a los críos. Así que ni te cuento los sudores fríos que te entran cuando creías que estaban en el tobogán y vuelves a mirar y ya no está, ni ahí ni en el resto (visible) del parque. Escupes las pipas y sales corriendo a ver si anda tras alguna de esas zonas de "visibilidad reducida" .

• Arenero cacacan:

Mi sueño, el de tener unos niños de los de las series, que parecen más muñecos que otra cosa, se esfumó, está asumido. Como he dicho, mis hijos tienen piernas y les gusta correr, el fútbol y esas cosas que vienen con el chip de "machos". Sin embargo, hubo una época en la que aún no se manejaban del todo bien en estas destrezas y les gustaba estar un ratito en la arena. Ese arenero de lujo que nos pusieron en el pueblo, pronto dejó de estar tan "de lujo". Gatitos que, con nocturnidad y alevosía, escondían sus regalos ahí, dueños de perros que dejaban a los animales hacer también allí sus cosas... Todo esto hace de los areneros zonas que no me molan nada, nada. ¿Y a ti?

• ¡Preparados para el ejército!

Así, de modo encubierto, los ayuntamientos, con este tipo de parques, fomentan el ejercicio de capacidades militares. Si no, yo no me lo explico. Niños que para poder tirarse por un tobogán tiene que escalar un rocódromo, en vez de subir escaleras (como se ha hecho de toda la vida de Dios); toboganes que terminan con una altura de más de medio metro hasta el suelo, en vez de quedarse a ras para evitar hostiazos caídas de boca; niños que para bajarse de las alturas (alcanzadas tras superar el empinado rocódromo) han de hacerlo por cuerdas o barras de bomberos (y si no bajas por ahí, ahí te quedas, que las escaleras en este siglo no se llevan).
Lo dicho, tras esto, todos listos para gritar ¡Señor, sí, señor!

Se nota que los diseñadores, los alcaldes y quien esté metido en el ajillo de los parques infantiles, no tienen niños, porque si no, ¡no lo entiendo!

¿El parque donde van tus peques también es un "mundo aparte"?