Para terminar esta semana tan terrorífica dedicada a Halloween, te traigo la reseña de uno de los cuentos más tétricamente divertido que tenemos en casa: Tomate frito. Si a tus peques les gustan las historias de vampiros, esta les encantará. Los vampiros infantiles son distintos a los de los adultos... ¡Mucho más divertidos!
Hace muuucho tiempo, un joven llamado Jonathan fue de viaje a la vecina Rumanía y se hospedó en un antiquísimo castillo. Todos pensaban que estaba deshabitado, pero no... Allí vivía el conde Drácula. Su estancia fue de lo más extraña, ya que su anfitrión no dejaba de hacerle preguntas sobre Londres y siempre les servía toda la comida con tomate frito.
Y estaba también el tema de los murciélagos...
Desde Londres su amiga Mina le escribía cartas contándole que estaban sucediendo cosas extrañas con su amiga Lucy, quien se dedicaba a bailar y a alimentar a esos pequeños murciélagos.
A su vuelta, Jonathan contacta con Steward, otro amigo muy interesado en "temas raros" y, junto a Mina, intentarán averiguar qué es lo que le sucede a Lucy. En su investigación descubren que el Gran Vampiro, el conde Drácula, ya ha llegado a Londres y que está convirtiendo en vampiros a los niños de la ciudad... Y pretenden dejar sin tomate frito a todos los supermercados, ya que es el alimento de los vampiros.
Para ayudar a su amiga Lucy deberán encontrar el castillo donde se esconde Drácula y solucionar así el tema. Los tres amigos comienzan su búsqueda hasta dar con él en uno de los castillos de Londres.
¿Cómo arreglarán la situación? ¿Salvarán a su amiga Lucy y al resto de niños infectados por el conde Drácula?
Pues te dejo con la incógnita :p . Tomate frito es una de nuestras historias favoritas y últimamente la leemos muchas noches... Y más en estas fechas, ja,ja,ja,ja,ja.
