Quererse a sí mismo. Cumplir años no es madurar.

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Existe un tema que me ocupa los últimos días y se trata de la autoestima. He realizado diferentes actividades que tenían como tópico este concepto imbricado en cada uno de estos actos a un objetivo de diferente envergadura y perfil de audiencia. Sin embargo, el eje entorno al cual se articulaba el desarrollo de cualquiera de ellos era la necesaria diferenciación de una identidad personal.

Etimológicamente autoestima significa valorarse a sí mismo, aquella persona que auténticamente soy, sin haber ninguna manera determinada de ser valioso.

Sirve este acrónimo VALOR para encaber los principales atributos que podemos referir a la buena autoestima, es decir a la justa medida de quien somos, con nuestros más y nuestros menos.

V – Valor (autoaceptación para uno mismo)
A – Autonomía (capacidad de fijar las propias normas, de decidir lo que es bueno/malo para sí mismo a su criterio. Sin búsqueda de la aprobación externa).
L – Límites (sentirse respetable, capaz de establecer su territorio, sus cosas, sus ideas y defenderlo con asertividad. Autoresponsabilidad de defender tus límites personales).
O – Orgullo (contento de la sumatoria de las capacidades e incapacidades, propio amor. Orgullo íntimo, para sí mismo.).
R – Receptividad (digno y merecedor de las cosas positivas que me brinda la vida).

La autoestima es inversamente proporcional al ego, trascender este último implica afrontar nuestra ignorancia y nuestro inconsciente. La progresión es desde el ego a la autoestima. Es decir la madurez que en términos de nuestro género significa lograr humanidad, no acontece con los años por el simple hecho de cumplirlos. Requiere de un trabajo voluntario de acciones de cambio y de conciencia personal.

Para subir nuestra autoestima y disminuir el ego, debemos ejercitarnos y “esforzarnos mucho” en:
-Consideración y respeto.
-Aceptación incondicional.
-Actitud valorativa.
-Competencias emocionales.
-Puntos fuertes.
-Atención y consciencia.
-Compromiso y dedicación.
-Desapego, libertad hacia uno mismo.
-Aprendizaje continúo.

La autoestima no es:
-Describirse a sí mismo en función de la deseabilidad social.
– Pensar que yo soy lo que no soy.
– Las capacidades que se supone que debo tener.
– Creerme que por ser como soy, por sentirme orgulloso de mi, soy más que el de al lado.
– Sobreestimación o distorsión de cómo soy.

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¿Cuál es el problema? El problema está en la idea de qué “sería mejor que yo no fuera como realmente soy”.

Anna M. Sells
Psicóloga y Coach
www.terapiainfantil.cat
www.kolamco.com


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