La crisis de los siete años

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– Mira qué libro te he traído
– ¡No me gusta! Es un rollo.
– Pero si hace una semana lo querías
– Pues ahora no, ¡no lo quiero! ¡Es un asco!

15 minutos después lo está leyendo con avidez y es su libro “más favorito del mundo”
Cambios drásticos de humor, el NO constantemente saliendo de su boca, conducta desafiante, actividad incontrolable…

Padres y madres de niños entre 6 y 7 años que os veáis reflejados: bienvenidos a una época de crisis.
Es más que probable que cuando os reunáis con otros papás en un cumpleaños, en la fila del colegio, o en el trabajo casi todos coincidáis en la temporada complicada que estáis pasando con vuestro ya-no-tan-pequeño. Yo suelo decir que vivo con una pre-pre-preadolescenteprecoz.

Y es que este estado desafiante y emocionalmente inestable no es gratuito. Obedece al desarrollo acelerado que el sistema nervioso experimenta. La reacción ante esta serie de rápidos y grandes cambios es un descontrol emocional que los adultos debemos tratar de comprender.

A estos cambios fisiológicos y neurológicos hay que añadirles los cambios que todos anticipamos y que inevitablemente llegan como son los derivados del paso de la Educación infantil a la educación primaria. Pasan de ser los mayores de los pequeños a los pequeños de los mayores. De trabajar fichas en clase, a llevar tareas y hacer exámenes con cierta frecuencia. De aprender a silabear a tener que saber leer y escribir. Con tener las tardes más o menos libres a la obligación de adquirir responsabilidades y unas rutinas porque es el momento de la adquisición de hábitos de trabajo.
Así que hay que entender que sea demasiado cambio para asimilar desde el punto de vista cognitivo.

Hay factores que pueden amortiguar de alguna manera, hacer más llevadera esta época:
– Una estructura familiar estable, con un estilo parental dialogante
– Un grupo de iguales con intereses comunes, que suelen ser los propios compañeros de clase. Los “buenos” amigos.
– Un buen desempeño y ajuste en clase.
– Una buena relación entre los padres y los profesores.
– Un carácter fácil, no conflictivo. La autoestima es fundamental.

Al igual que pueden existir factores que agudicen esa inestabilidad emocional y que puedan requerir de ayuda:
– Una estructura familiar inestable, con patrones de crianza desordenada, insegura, conflictos, etc.
– Rechazo por parte de amigos o acoso. Pandilla que se suela meter en problemas.
– Bajo rendimiento escolar.
– Mala o inexistente relación entre padres y escuela.
– Carácter complicado y baja autoestima.

Partiendo de que sabemos que es una época de transición en la que podemos acompañarlos, e ir preparando y anticipando, llegan todos los cambios que, además, ese desarrollo conlleva y que debemos tratar de asimilarlos y comprenderlos porque son inevitables.
Como he comentado, estallidos emocionales, que van desde una energía desmedida, cambios bruscos de humor, de intereses, conducta negativa, desafiante, rebeldía, tristeza, enfado, resistencia…todo un continuo oscilante que el niño no sabe estabilizar y que va a dirigir su conducta y sus reacciones en todos sus entornos. Sus inquietudes intelectuales se incrementan, comienza a interesarse mucho más por temas más complejos, les interesan las explicaciones, rebaten temas que no entienden o consideran que no se ajustan a sus creencias. Hay todo un cambio a nivel cognitivo.

Necesitan realizar actividades que desarrollen su imaginación, manuales, tecnológicas…necesitan hacerlas bien y sobre todo finalizarlas. Si no, se desata la frustración (y el infierno en la tierra, creedme).

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Y como padres, ¿qué podemos hacer?
– Lo más importante y creo que coincidiréis conmigo, más difícil, es SER PACIENTE. Es una gran palabra porque nos van a llevar al límite, van a ponernos a prueba. Habrá momentos en los que nos cueste controlarnos y perder los nervios no va a ayudar a nuestro hijo en absoluto. Si nos encontramos en una situación que percibimos que podríamos perder los papeles, es preferible irnos y esperar a tranquilizarnos.

El castigo ante los berrinches NO funciona. El efecto puede ser todavía peor. Hay que esperar a que se calme porque en ese estado no se puede razonar. Si el berrinche se convierte en rabieta, mejor ignorarlo hasta que pase el temporal.
Hay que marcar normas claras, tanto de convivencia, como de responsabilidades. Y hay que ser inflexible en ellas porque son necesarias.
Las rutinas son esenciales: aportan estabilidad y seguridad. Horarios de comidas, de estudio, de juegos, presencia de adultos…
Estimular y proporcionar oportunidad para realizar deporte y/ o tareas que impliquen imaginación o creatividad. Esto dará rienda suelta a esa energía por un lado y esa inquietud intelectual que les sobrepasa.
Forjar el hábito de trabajo y lectura, es el momento. SU nivel de comprensión lectora cada vez es más complejo. Les gusta leer solos, elegir sus propias lecturas, pero también hay momentos en los que necesitan que les leamos. Aprovechemos ese momento antes de dormir o si os veis como en mi caso que en cuanto tocan la cama se duermen, las tardes en silencio y en familia.
Conversar, forjar relaciones y confianza con ellos. Preguntarles, tratar de que compartan, se abran, siempre respetando tiempos y sin forzar. A mí me gusta que me cuenten cómo ha ido el día, sus cosas buenas y malas, qué le preocupa, qué tal van las cosas con los amigos, todos los días y yo les cuento lo que he hecho.
No dejar nunca de reforzarles. Tareas, exámenes, colaboración en casa, esos dibujos que hacen e inundan los cajones, manualidades que te dejan el salón como un campo de batalla…cualquier acción digna de alabanza. Que sepan que apreciamos su esfuerzo, su trabajo,
Notaremos que este período de “crisis” va terminando porque estarán más sosegados, menos activos.
Es un momento complicado, pero si somos capaces de ser pacientes, de tratar de comprenderles, de ponernos en su lugar, de entender que es pasajero, todos lo gestionaremos mucho mejor.

Y tú, ¿cómo llevas esta crisis?

Vanesa Pérez Padilla
www.ydeverdadtienestres.com


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10 Comentarios

  • Trackback: Cita para dos: dedicarle tiempo en exclusiva a cada hijo. - Psicología y salud
  • Anna Tormos
    25/08/2019 8:02 pm

    A nosotras nos ha funcionado el tener algunos privilegios que solo se pueden disfrutar los días en que todo ha ido bien. Por ejemplo, vemos un video de cocina que es muy tranquila, o de música para meditación, antes de ir a dormir. Siempre hemos hablado de lo malo que es ver pantallas, especialmente antes de ir a dormir, pero a ella le encanta, y si tan solo se trata de un vídeo de menos de 8′ , lo disfruta mucho. Así que si no da guerra para vestirse, se puede elegir el peinado que quiere, porque da tiempo de peinarla, si recoge la mesa, hace sus deberes y no la lía, por la noche estamos contentos y podemos ver un pequeño video antes o después de leer. No hay castigos pero sí supresión de refuerzo positivo. De otro modo me pongo muy nerviosa los días que he trabajado mucho y la peque tiene ganas de guerra…

  • Katy De orugas y mariposas
    05/04/2018 4:54 pm

    Pues en mi caso ese negativismo ha sido ahora con 9 años. Muchas peleas con la hermana pequeña, para unas cosas ya se siente muy mayor y para otras muy pequeño. Paciencia como bien dices, saludos!

    • Nessa
      11/04/2018 11:28 am

      Supongo que llega una edad en la que quieren verse más independientes porque consideran que son "mayores" y eso ya no tiene fin, jaajajajaja. Algunos empezarán antes, otros un poco después… Paciencia…¡ a kilos! Un abrazo

  • Mayte Galán
    05/03/2017 8:27 pm

    Ay hija… real como la vida misma. Yo tengo a la mayor que me tiene hasta la coronilla, en plan preadolescente total. No sabía de esta crisis… tomo nota

    • Nessa
      06/03/2017 10:39 am

      Sí… El mío mayor anda oarecido. Hay veces que suaviza y otras… Uffff. Espero que te sirva ;).

  • Marian L. Viladrich
    01/12/2016 10:21 am

    Ay, ya veo que las crisis de comportamiento no se acaban nunca… Precisamente yo hoy he escrito sobre la fase rebelde de los 3-4 años y ya veo que tengo otra a la vuelta de la esquina, esperándonos con los brazos abiertos jajaja Menos mal que nos ayudamos dándonos pautas. Muchas son muy parecidas a todas las edades, pero también se van abriendo nuevos caminos a medida que crecen. Besos!

    • Nessa
      01/12/2016 6:15 pm

      Sí, Marian, es un no parar, ja, ja, ja, ja. He leído esta mañana el tuyo y te he comentado. Ánimo, guapa!

  • NitaCeci Godel
    30/11/2016 11:37 am

    ¿cómo lo llevamos? Muy mal. Mi hijo mayor ha cumplido los 7 años y está en plena crisis.
    Creo que cada niño tiene sus peculiaridades y no es posible generalizar, pero sí que existen ciertas acciones que hacen que el infierno en la tierra como dices sea más infierno o no.
    Nosotros principalmente tenemos un problema con la hora del baño. Es rara la vez que no haya que estar rogándole durante media hora para que se duche sin protestar. Es una batalla perdida, no sé si a alguien también le pasa pero para nosotros es desesperante…. hasta hemos pensado en cambiar la hora de la ducha pero es que ponerla por la mañana supone que hay que levantar al niño antes de las 7 de la mañana…. ya no sabemos qué hacer. Cuando llega la hora de la ducha (7,7:30-8:00 de la tarde normalmente, ya que son tres) no sé si es que está muy cansado, o que necesita llamar la atención…. siempre hay que estar de malas formas a esa hora para que se duche…. pofffff….. ¿os pasa a algunas familias?

    • Nessa
      30/11/2016 11:53 am

      Ufff… En nuestro caso no es con el baño, pero sí con cosas aleatorias. Si va a casa de la abuela y ella quiere salir a la calle él dice que no; si organizamos una salida te dice que no; tienen tareas definidas en casa y se niega a realizarlas… Otras veces dice que no come y no come…. Y con lo que es protesta asegurada es a la hora de que haga alguna tarea del colegio (que encima tiene suerte y es un cole donde apenas hay deberes).,, No sé, supongo que será cuestión de paciencia pero, joer, hay veces que te la agotan… Mucho ánimo

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