ESPEREMOS QUE SIGA SIENDO NIÑO
Cuando vamos a hacernos la última ecografía me siento un tanto extraña, es uno de los últimos pasos. Sé que la cuenta atrás ha comenzado hace ya unos cuantos meses pero acudir a las “últimas citas” significa que a esa cuenta atrás le faltan pocos dígitos. Dentro de pocos meses seremos padres. De repente, da vértigo.
Estoy pensando en ello tumbada en
la camilla mientras la tocóloga pasa el ecógrafo por mi mega panza. Insiste
varias veces por la parte superior de la barriga. Tras un buen rato, su cara
denota frustración. Pasa a darme golpecitos en la zona, y va incrementando la
fuerza con la que los da. Tras otros cinco minutos y ya con gesto de derrota en
el semblante nos gira la pantalla y nos dice que lleva un buen rato esperando a
que Lentejita descruce las piernas pero que no está por la labor. “Esperemos
que siga siendo niño” añade. Jota y yo nos miramos atónitos. “¿Cómo? ¿Qué?
¿Existe esa posibilidad?”. He escuchado
que hay casos en los que una niña resulta ser un machote al nacer pero no al
revés. Lo que más me preocupa es que he lavado, planchado y colocado en el
armario como una tonelada y media de ropa de bebé MACHO, no HEMBRA. Me imagino
en el paritorio gritando a la matrona: “¿Qué es? ¿Qué es? ¡Si es niña no tiene
modelito ni para salir del Hospital!”
Dejo de fantasear y presto
atención a lo que nos está explicando la tocóloga: que si esto es un brazo, que
si lo otro es la cabeza, las piernas… En esta ocasión confieso no reconocer nada
de nada. No sé si el hecho de haberle visto tan claro y definido en la ecografía 4D me ha provocado ojo vago o
que directamente me han subido las dioptrías, pero no, en esta ocasión no
identifico nada de nada. Espero que al menos Jota consiga ver algo, aunque
según le miro apuesto a que él también sigue rumiando lo de “Espero que siga
siendo niño”.
Pocos días después comienza mi
curso de premamá. Lo primero que nos
dice la matrona es que no habrá clases las dos próximas semanas porque se va de
vacaciones.” ¿Perdón?” Se me escapa
en alto y es que no quepo en mí de la sorpresa:
me inscribió en un cursillo que ni siquiera podría acabar y ahora, ¿se
retrasa otros 15 días?, pero, ¿cuántas vacaciones tiene acumuladas esta señora?
Mi cara tiene que ser un cuadro porque empieza a explicarme que resumirá varias
clases en una, pero que hoy se centrará en explicarnos las fases del parto y
que hablaremos de cómo nos sentimos estando embarazadas. “Pues ahora mismo un
poco puteada señora” pienso para mis adentros, y digo en alto, quizá con un
tono un poco amenazante: “Pues en la segunda clase ya me puedes ir explicando
cómo respirar, que para dentro de quince días habré llegado
a las 37 semanas de gestación y
Lentejita puede salir cuando quiera”.“No te preocupes, mujer” me dice “
Yo te lo explico en la próxima clase, pero el bebé no tiene por qué nacer antes
de salir de cuentas. Ya verás cómo se queda dentro hasta la semana 40,
tranquila”
Una semana después, justo cuando
recojo el informe médico del Hospital en el que me han llevado el embarazo para
trasladarlo al centro al que he pedido el traslado, Jota me pregunta si he
preparado la bolsa del Hospital. “No, aún no” le contesto. “Pues va siendo
hora” replica. Me da pereza y …. vértigo.
Hacer la maletita es arrancar de
cuajo otro dígito a la cuenta atrás. Pero decido hacerla cuando cumplo la
semana 36, justo cuando compro un pijama para Jota en el que aparece un muñeco de un niño abrazado a la pierna
de un adulto junto a la palabra “Papá”.
Será un magnífico regalo para Jota en
la primera noche que pasemos en el Hospital.
2 Comentarios sobre el post
Ayyy que ilusión!!! Si por mi fuera me volvía a preñar.... ainss cómo te envidio!!!
ResponderEliminarBesotess
Jejejejeje! Tiene fácil solución :p. Un beso!
EliminarY tú, ¿qué opinas? ;)