bebé

Diario de una premamá (22)

lunes, septiembre 08, 2014

Y DE REPENTE…


Estoy en mi último trimestre y sigo llevando un embarazo “envidiable” según mi tocóloga: no he tenido náuseas, ni he engordado en exceso, tampoco tengo azúcar, estoy hiper-vitaminada y soy la única embarazada de España sin estreñimiento.

Perfecto. Hasta que llega Julio. El día 8 acudo a la cita con el especialista de Digestivo que me ha de dar los resultados de todas las pruebas: tengo una enfermedad  llamada Colitis Ulcerosa con la que tendré que aprender a convivir ya que es crónica. Cuando escucho este adjetivo pasan por mi mente dos cosas: un “¿qué pasa con Lentejita?” y un “me cago en el embarazo modélico”.


Cuando el médico termina de explicarme en lo que consiste y cuál es el tratamiento que he de empezar (y sobretodo que éste no afectará a Lentejita), sólo consigo articular una pregunta: “¿es hereditaria?”,  me contesta que el bebé tiene casi las mismas probabilidades que cualquier otra persona de tenerla. Añade que la enfermedad necesita una cierta predisposición genética pero que sólo se hereda en un 3% de los casos. Suspiro aliviada aunque salgo chafada de la consulta pensando que voy a tener que empezar a medicarme aún embarazada. No quiero hacerlo, pero  estando de acuerdo los especialistas de Digestivo y Tocología poco puedo hacer más que enfurruñarme y dejar que se me pase el enfado con el Destino y mi mala suerte en unos cuantos días. Al menos, me repito, hay un tratamiento que no perjudica al bebé y además Lentejita ya está formado según me explican todos los médicos a los que pregunto (y son varios).

Pero parece que mi amigo el Destino no tiene suficiente… con el diagnóstico llegan unos días horribles de calor y como cualquier otra embarazada de 8 meses empiezo a retener líquidos. El primer día en el que me doy cuenta del evidente embotellamiento en los pies pego un grito: “¡¡¡Joooootaaa!!, miiiiira!!! ¿pero por Dios, qué me está pasando?!!!” “ Pues que simplemente, estás embarazada”, me contesta tranquilizador.

La noche anterior fue el último día en el que vi mis tobillos, de eso ya ha pasado un mes.  Creo que el hueso sigue ahí dentro, en alguna parte, aunque he dejado de notarlo incluso cuando lo toco.  Empiezo a valorar la posibilidad de empapelar el pueblo con una foto antigua de mis piernas y un “Se buscan. Si ven estos tobillos por el pueblo, por favor, pónganse en contacto. Los echamos de menos”.


Te puede interesar también

4 Comentarios sobre el post

  1. Tiene que ser duro pasar un embarazo con cualquier otra enfermedad, pero al final todo salió bien. Mi hinchazón de pies no llegó hasta días antes del parto, eso sí, tardo meses en irseeeee!!! Besotes.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con paciencia... No queda otra... Lo importante es q va mejor y el peque está estupendo! Ay! Los tobillos... Jajaja... Un mundo aparte. Besos!

      Eliminar
  2. Buenos días!, acabo de ver tu comentario en mi blog y quería darte las gracias, primero por entrar, y segundo por animarme con lo de mi boca.
    Me he pasado a conocerte...y ahora me toca a mi, en primer lugar te felicito por tu embarazo, es lo más bonito y especial del mundo, ser mamá...y segundo, darte ánimos con lo de tu enfermedad y mucha, mucha paciencia.
    Cuídate mucho y que todo vaya bien!
    Un abrazo,
    Immacreativa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Inma, somos dos hermanas, Tuna que es la escribe este diario de premamá (aunque el peque nació un mes antes casi este julio), y Nessa, que soy yo y soy la que más ando x las redes sociales :). Mil gracias x pasarte a leernos y comentar. Un besazo fuerte!

      Eliminar

Y tú, ¿qué opinas? ;)