¡Lo que me gusta a mi un vampiro o vampira, oye! Y ya si su historia está contada a través de un diario es que me rechifla, porque yo, durante mi infancia y más allá de la adolescencia, también llevé uno (ejem, muchos más de uno…). Como el de Anna. Y solía escribir por la noche. Llevaba un noctario, vaya.…